COMO LLEGAMOS AL KARATE DEL SIGLO XXI
Como llegamos al Karate del siglo XXI, imagínate que eres uno de los maestros fundadores del karate moderno en 1938, en la reunión que se celebró en el Butokukai, con la asistencia de Mabuni Kenwa (Shito-Ryu), Ohtsuka Hironori (Wado-Ryu), Kinjo Sensei y Ueshima Sannosuke (Kushin.Ryu), Yamada Tatsuo (Nippon Kenpo), Konishi Koyu (Shindo-Jinen-Ryu) y Yamaguchi Gogen (Goju-Ryu).
Tu país, el Japón imperial, se está modernizando rápidamente, y el gobierno quiere promover su imagen de país civilizado ante las potencias occidentales.
Y para demostrarlo, Japón busca promover su cultura ante el mundo, incluidas las artes marciales.
El karate era entonces un arte desconocido: se practicaba casi en secreto en una de las más alejadas y atrasadas de las provincias japonesas: Okinawa, con tres zonas principales de practica de donde tomaron el nombre de sus estilos y que eran Shuri (Shuri-te), Tomari (Tomari-te) y Naha (Naha-te), derivados del nombre que recibía el arte marcial okinawense llamado Te o Ti según la pronunciación okinawense (Uchinaaguchi).
En ese tiempo, muchos japoneses consideraban al boxeo occidental como el ejemplo perfecto de un deporte de combate «civilizado», y querían presentar su propia versión.
Por eso, al gobierno imperial le interesó el karate.
Varios altos funcionarios, incluído el mismo príncipe imperial, llegan a tu aldea en Okinawa y te piden A TI que les demuestres tu karate, pues les interesa quizá enseñarlo a niños en las escuelas.
Y entonces tú, como maestro, te preparas a demostrarles orgullosamente las mejores técnicas del karate:
* Estrangulaciones * Desgarres
* Estocadas a ojos * Fracturas a extremidades
* Patadas bajas * Ataques a garganta y genitales
* Derribos * Pisotones
* Etc.
Y entonces, miras las caras horrorizadas de los maestros de escuela, padres de familia, los abuelos y los niños…Y los funcionarios imperiales, que se retiran indignados y que seguramente pensarían, ¿Acaso vamos a enseñar tales brutalidades a nuestros hijos?.
Y al mismo tiempo, miras las caras felices de tus rivales marciales, quienes están tomando nota de tus técnicas favoritas, porque, ¿Quién sabe? Algún día quizá les sirvan para contraatacarte.
En cambio, mejor decides mostrarles movimientos simples, elegantes, e inofensivos (o al menos que lo parezcan).
Es decir, ESCONDES las aplicaciones más efectivas y brutales, pero no que las elimines de tu catalogo personal.
¡Y todos contentos! Especialmente las autoridades imperiales y los asistentes a la demostración.
Bravo, te felicitan, qué movimientos tan interesantes, ¿Para qué sirven?
Y tú respondes como Sensei orgulloso y convencido, ayudan a la salud física y mental, para mejorar como persona y para servir mejor a un imperio civilizado, como Japón.
Y cualquiera puede aprenderlos, jóvenes, adultos, ancianos e incluso niños.
Perfecto! Esto es exactamente lo que estábamos buscando, te dicen los funcionarios encantados.
Esto fue lo que, a grandes rasgos, le ocurrió al karate cuando pasó de su origen tradicional, a su forma moderna actual, en una palabra: «POLÍTICA».
Claro, algunos maestros sí continuaron enseñando las aplicaciones originales de los movimientos, pero sólo a ciertos alumnos privilegiados, y de manera privada.
Lamentablemente, muchos fallecieron durante la 2ª Guerra Mundial, y se llevaron sus conocimientos a la tumba.
Y además la gran mayoría no dejaron constancia escrita de sus trabajos, debido precisamente a la prohibición de su práctica por las autoridades gobernantes, y muchas de esas aplicaciones son versiones actuales de lo que se supone que eran.
Pero fueron los movimientos estéticos e inofensivos los que promovieron el karate a nivel mundial, para bien o para mal, y se siguen practicando hasta hoy en día.
Por eso siempre insistimos que debemos conocer la historia, cultura y hasta política del país donde nació cada arte marcial, para entenderlos (y enseñarlos) mejor.
Para que luego no te sorprendan algunos «sabelotodo» con su consabido: ¡es mentira que el karate tenga aplicaciones secretas!
(Por cierto, el movimiento «elegante e inofensivo» que mostramos aquí, se llama «Manji Uke» en japonés, y puede usarse, por ejemplo, como un agarre de pierna, derribo y ataque a los genitales.)
Shuseki Pere-L. Beltrán, Desembre-2024
ペレ・ベルトラン
Mas Oyama’s Kyokushin Shibucho