“NO PAIN, NO GAIN”
(Sin sufrimiento, no hay victoria)
«NO PAIN,NO GAIN» En este mundo de consumo y de placer, la idea de pagar nuestro progreso con algo más que una cuota y una relativa asiduidad a unos entrenamientos relajantes, nos parece cada día más extraña.
Sin embargo, es lo que nos recuerdan hoy esos “abominables” individuos del Karate Kyokushin.
“No pain, No gain” dicen los culturistas americanos. Así, según este criterio, para conseguir lo que desean, es decir músculos, no escatiman ni esfuerzos, ni siquiera la salud. Y saben muy bien de qué se trata…ya que un músculo se mide y, hasta ahora, la única manera de conseguir hacerlo crecer es con un duro entrenamiento.
“No pain, no gain” dicen los practicantes de Karate Kyokushin.
En virtud de este principio, se acoplan literalmente a la lógica original del Budo, que incluía en su práctica una buena dosis de combate y de sufrimiento. Saben lo que quieren: “encontrar la fuerza y la sabiduría”, según reza uno de los juramentos que recitan los practicantes de Kyokushin en el Dojo.
Pero también buscan el desarrollo de la confianza en sí mismos, de la tranquilidad frente a las dificultades y algunas otras cualidades que se consiguen con la práctica real de un Arte de Lucha duro. Por esta razón, siguen la vía del combate tal como la definió Masutatsu Oyama, el creador del estilo, en un estricto respeto de las reglas tradicionales del Budo.
Si el Budo es la vía del combate, decía el maestro, ¿Cómo podemos esperar sacar partido de tal vía simplemente con un combate simulado, sin confrontación real, sin estar ni un segundo en peligro?
Quizás sea discutible su manera de adaptarse a esta lógica, pero por lo menos tienen el mérito de recordarnos el principio fundamental de la disciplina marcial.
Los Samurai buscaban siempre el movimiento exacto, la eficacia perfecta, a través de un exhaustivo entrenamiento en el que no había concesión alguna.
En este camino, hallaron una ética y unas perspectivas de desarrollo individual.
Y si nosotros estamos verdaderamente interesados en ese proceso de crecimiento interior que puede nacer de la práctica intensa del combate, lo menos que podemos hacer es buscar también el movimiento exacto dentro de una perspectiva real de combate (incluso si se trata de una confrontación deportiva). Permitamos a nuestro entrenamiento la posibilidad de ofrecer un pequeño toque de realidad a nuestras vidas.
Pretendemos practicar un Arte marcial y ¿el Kyokushin nos asusta? “¿Quién dijo que fuera fácil, que no dolía?” parece decirnos el viejo Oyama sonriendo, con los brazos cruzados encima de su pecho. Nadie.
Sin embargo, cuando soñamos con mejorar nuestras vidas, con cambiar de estado de espíritu, de nivel de consciencia, raras veces nos damos cuenta de que esto cuesta…y mucho más que una simple cuota. Forjarse a sí mismo, física y mentalmente, con la práctica de los movimientos de combate, no es en absoluto un objetivo fácil…Aunque nos gustaría creer que se puede seguir ese camino sin correr ningún riesgo, sin tener que demostrar valor, espíritu de decisión y paciencia.
Este específico estilo de Karate-contacto no es, evidentemente, la única escuela que sigue el camino tradicional de las Artes Marciales con sinceridad y respeto, ni mucho menos.
Pero, tal como es, tiene el mérito de recordarnos que el objetivo del Budo es diferente al de la gimnasia – aquel incluye de alguna forma un principio de confrontación y de muerte – y no se consigue sin una entrega total, sin un entrenamiento continuado y sincero…algo que no se puede lograr sin asumir riesgos, aceptar dolores y superar miedos.
La fuerza, al igual que la tranquilidad, la suavidad y la relajación del guerrero pacífico se encuentran quizás al final del arduo entrenamiento.
Es un hermoso sueño, pero hace falta valor….”Nuestros únicos deseos serán buscar la sabiduría y la fuerza físico mental” según reza el 6º juramento del Kyokushin.