BUDO Y KYOKUSHIN

                                                                    

                                       BU-DO, el Camino Marcial.                         BUSHI-DO, el Camino del Guerrero.

 

Estas son partes de la historia y la filosofía japonesa. KYOKUSHIN es un modo de vida, un estilo de vida, es muchas cosas para mucha gente.

El Bushido es un código de conducta, donde la disciplina y los valores morales son de la máxima importancia, un compromiso. Para el Samurai era su respeto hacia el maestro, la muerte antes que el deshonor, que más se le puede pedir a alguien? KYOKUSHIN KARATE es también un compromiso total, algo que se está perdiendo con la manera actual de pensar.

El Karate, en los últimos años se ha convertido en muy físico y nos hemos olvidado de muchas cosas. La disciplina, el respeto, el honor y los modales, esas cosas que ayudan a hacer el Karate han sido olvidadas o ignoradas.

El Ki y el Tandem, porque son abstractos también son ignorados, cualquier cosa demasiado difícil de entender o de explicar es dejada de lado, en favor de la vía fácil o superflua.

Los significados más profundos del Karate son importantes, pues el Karate no consiste solo en pegar una patada lo más alto posible o en ser buenos competidores o en romper tantas maderas como podamos.

El Cinturón Negro es para algunas personas de primordial importancia. Me han preguntado muchas veces cuanto tiempo lleva conseguir el Cinturón Negro, la respuesta suele ser, “el tiempo que tardes en ir a una tienda y cómprate uno”. Lo importante no es el color del cinturón, sino la persona. Llevar un buen modo de vida, conformándose con las morales y los principios de KYOKUSHIN y la sociedad, es más beneficioso que tener un Cinturón Negro.

Así que nos prostituimos, nos vendemos para ser aceptados en la sociedad. Lo hacemos mediante la suavización de los entrenamientos, sin imponer disciplina durante los entrenamientos, sin practicar las técnicas más difíciles, transmitidas durante años (las que no podemos utilizar en campeonatos, por ejemplo), así que, que pasa?

Gradualmente, perdemos esas cosas que hicieron el Karate, dejándonos atraer por el “arte” en primer lugar. Una generación tras otra se pierde algo y nunca más volveremos a tener lo que llamamos Karate sino algo parecido.

Cuantas veces habéis leído anuncios de Dojos de Karate diciendo que el instructor es un campeón o que su gran ambición es ser campeón del mundo?

Porqué nadie parece interesado en entrenar y disfrutar del Karate, intentando ser un buen ciudadano, lo cual es mucho más valioso?

No tengo nada en contra de los campeonatos, he tenido muchos alumnos campeones, pero nunca he perdido la visión del hecho que solo eres campeón un día o una parte pequeña de tu vida como karateka, al día siguiente hay que volver al Dojo, y que pasa después de tu época de competidor si no has profundizado en el Karate como Arte Marcial?

Estará el Karate Kyokushin en las Olimpiadas? Esta es la pregunta que está en la mente de muchísima gente.

En mi opinión, y debo enfatizar que es mía, espero que no. Aparte del hecho de que el Karate Kyokushin no es un deporte, el ideal Olímpico parece haber perdido su camino.

Había una época en la que me atraía estar frente al televisor viendo las Olimpiadas, incluso vibré con mi ciudad cuando se realizaron en Barcelona, viendo como los atletas luchaban y se esforzaban por conseguir la victoria, ahora escuchas tanto sobre las drogas que algunos toman para conseguir sus marcas y sobre cuanto dinero ganan que el Espíritu Amateur de las Olimpiadas ha desaparecido ocupando su lugar el poder y la política. Me temo que pasaría lo mismo si el Karate Kyokushin fuese aceptado como evento olímpico.

Tal vez todos hemos perdido un poco nuestro camino con el paso de los años, es hora de considerar lo que estamos haciendo y volver al Camino de Kyokushin.

No pretendo tener todas las respuestas, pero espero que estas líneas estimulen a aquellos de vosotros que estéis buscando una verdadera comprensión de Kyokushin.

Quisiera para terminar hacer referencia a una reflexión de origen coreano:

“Se necesita un año para poblar un bosque, 16 años para ver la belleza de un árbol y 50 años para hacer un hombre “.

Este viejo proverbio coreano afirma que para desarrollar a un hombre en carácter y sabiduría, la preparación y la educación deben empezar cuando el niño es pequeño. La madre es responsable de cómo piense la criatura, su tipo de dieta y si obtiene o no el descanso y ejercicio correcto, esto es debido a los aspectos físicos y mentales que les relacionan, ella trae una nueva vida al mundo.

Todos nacemos como posibles santos o animales. La ruta que elijamos depende de la educación y el tipo de ambiente e influencias que recibimos durante nuestro período de crecimiento, cada individuo no es nada más que el producto de su educación.

 

Un comentario en «BUDO Y KYOKUSHIN»

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